Publicaciones Depredadoras: la Consecuencia de la Inmediatez

Lina María Perilla-Rodríguez | Universidad Nacional de Colombia

La sociedad confía en la evidencia de la publicación científica para tomar decisiones; asimismo, los formuladores de políticas públicas suelen apoyarse en la ciencia para elaborar sus propuestas. Por ello, es tan perjudicial que la ciencia publicada en las revistas depredadoras circule de forma libre, pues esto conlleva una amenaza a la integridad científica.

En las últimas décadas se ha vuelto cada vez más común recibir en el correo electrónico y redes sociales como LinkedIn, invitaciones de editoriales desconocidas a publicar en revistas o libros que no conocemos, o que tienen nombres muy parecidos a publicaciones de mucho prestigio; la principal herramienta que estas editoriales usan para seducir a los autores es ofrecer tiempos muy cortos de publicación. Para sorpresa de algunos, las invitaciones no se limitan únicamente a publicaciones en libros o revistas, también están dirigidas a participar en congresos o simposios con nombres tan similares a los originales, que muchas veces hasta creemos que son el mismo evento (Bowman, 2014; Chen, 2021; Hunzinker, 2017).

Lo curioso de estas invitaciones es que nos hacen sentir como grandes referentes de investigación y en muchos casos, acabamos de obtener el título de maestría o de doctorado, lo que nos ubica lejos de ser grandes referentes en nuestros temas de trabajo. No obstante, muchos recién graduados de su posgrado o inclusive algunos investigadores con trayectoria, se “creen el cuento” y “caen en las redes” de estas editoriales predatorias o depredadoras (Figura 1).

Figura 1. Ilustración de un autor cayendo en las fauces de una revista depredadora. Autoría: Dasaptaerwin en Wikimedia Commons. Licencia Creative Commons CC0 1.0.

A pesar de que se han realizado numerosos esfuerzos por difundir la gravedad de publicar en esas editoriales depredadoras, aún existe un gran desconocimiento en la comunidad académica sobre esta modalidad fraudulenta de publicación. Por esta razón, quisiera compartirles algunas reflexiones propias y de otros autores sobre este tema tan actual y relevante.

Las revistas depredadoras solicitan a los autores manuscritos por los que cobran tasas por procesamiento de artículos, sin proporcionar a cambio servicios editoriales como la verificación de calidad y originalidad, la revisión por pares realizada por investigadores reales y con trayectoria (fundamental para reconocer la integridad de una publicación científica) y los procesos de publicación asociados a revistas científicas legítimas (Alonso-Arévalo et al, 2020; Elsevier Connect, 2019). Cuando los artículos no pasan por esos controles rigurosos de calidad que permiten filtrar estándares metodológicos, resultados y procedimientos éticos inadecuados, el documento resultante es irrelevante y de dudosa reputación (Moher et al, 2017).

El origen

Fue en 2008, cuando Gunther Eysenbach escribió por primera vez sobre esta problemática (Eysenbach, 2008), aunque no usara el término “predatory publishing”. Poco tiempo después, en 2010, Jeffrey Beall publicó un artículo en el que mencionaba las publicaciones depredadoras (Beall, 2010), y ese mismo año elaboró un listado con nombres de revistas que clasificaban como depredadoras. El listado de Beall ha recibido diversas críticas por utilizar criterios arbitrarios e imprecisos para vincular cientos de revistas de acceso abierto que, en realidad, no eran fraudulentas. En la actualidad, ese listado está obsoleto y no se recomienda revisarlo para verificar si una revista es depredadora (Abad-García, 2019; da Silva et al, 2022). Posteriormente, han surgido varias iniciativas que tomaron como base el listado de Beall, lo actualizaron y lo complementaron; sin embargo, también han sido criticadas por tener una metodología pobre y por falta de transparencia (Memon, 2019).

La razón del crecimiento en el número de revistas depredadoras se debe, en parte, a beneficios particulares tanto de autores como de instituciones en las que se hace ciencia. Por la presión que se ejerce sobre los investigadores de publicar una gran cantidad de artículos en corto tiempo, se ha ido desvirtuando el proceso investigativo y de publicación. En algunas instituciones, estos procesos se han convertido en producción a gran escala, donde poco importa la calidad del conocimiento que se produce ni cómo se transmite (Abad-García, 2019). Las editoriales depredadoras se aprovechan de esta situación y promueven revistas y libros con la finalidad de lucrarse, a cambio de una publicación rápida pero sin estándares científicos (Canales Negrón, 2019; Oravec, 2019).

Uno de los aspectos más preocupantes de la existencia de estas publicaciones depredadoras es que han logrado incursionar en varios directorios y Sistema de Indexación y Resumen (SIRes), como: Directory of Open Access, PubMed, Scopus, Medline, Web of Science, entre otros (Memon, 2019; Cortegiani, 2019; Manca et al 2017; Severine & Low, 2019; Somoza-Fernández, 2016). El alcance que puede tener esa incursión es muy grave, pues no solo le da legitimidad a esas revistas depredadoras indexadas, sino que se difunde evidencia no confiable (Moher et al, 2017).

Riesgos de confundir publicaciones legítimas con depredadoras

Una de las críticas más comunes al listado de Beall fue haber incluido revistas legítimas de acceso abierto que, en algunos casos, eran de reciente creación, y aún no contaban con estándares editoriales de alta calidad, pues las estigmatizó y esto les trajo graves perjuicios (Abad-García, 2019; da Silva et al, 2022). Existen revistas legítimas que no cumplen con todos los estándares para ingresar a SIRes de “alta reputación”, pero, no por eso, deberían considerarse fraudulentas, representan un riesgo o publican ciencia de baja calidad. Algunas de estas revistas están comenzando, actúan de forma honesta y desarrollan los procesos editoriales bajo estándares éticos deseables (Memon, 2019).

Dado que la indexación en los SIRes internacionales es cada vez más difícil, la existencia de bases de datos locales o regionales es de gran relevancia (Memon, 2019). Debemos valorar más las revistas de nuestra región, leerlas, citarlas y, por supuesto, publicar en ellas. Esto implica que desde las instituciones y los mismos cuerpos editoriales se dupliquen los esfuerzos para elevar los estándares y mejorar la reputación de las revistas, para que de esa manera, sean medios de comunicación científica deseables por la comunidad académica internacional (Memon, 2019).

Un buen ejemplo de las medidas que se deberían tomar para elevar la calidad de las revistas, lo encontramos en los tres niveles del curso del Currículo del Editor (Minciencias, 2020) ofrecidos por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de Colombia desde el año 2018. Este curso está dirigido a la formación y acompañamiento de equipos editoriales de revistas científicas colombianas. Como consecuencia de estas capacitaciones, varias revistas han elevado su calidad en lo que respecta a gestión y política editorial, pautas éticas, indexación, diseño y divulgación de contenidos. Esto ha permitido que, en la actualidad, sean mejor evaluadas por los SIRes nacionales, regionales e internacionales.

Consecuencias de publicar en editoriales depredadoras

La sociedad confía en la evidencia de la publicación científica para tomar decisiones; asimismo, los formuladores de políticas públicas suelen apoyarse en la ciencia para elaborar sus propuestas. Por ello, es tan perjudicial que la ciencia publicada en las revistas depredadoras circule de forma libre, pues esto conlleva una amenaza a la integridad científica. En las publicaciones depredadoras, cualquier trabajo puede ser publicado porque no existe una revisión de calidad, rigurosidad, originalidad y pertinencia de los artículos sometidos (García-Puente, 2019; Severin & Low, 2019; Young, 2020).

Al caer en la trampa de la publicación depredadora desaprovechamos esa investigación que, con tanto esfuerzo humano, económico y de tiempo logramos culminar, y consignar en un artículo científico. Una vez publicado, perdemos la posibilidad de someterlo a una revista legítima y no será reconocido como derivado de una investigación de calidad que pasó por rigurosos filtros para ser avalado (Alonso-Arévalo, 2020). Cuando un autor publica en una editorial depredadora, su imagen queda desacreditada, e incluso podría recibir acusaciones éticas, lo que puede acarrear consecuencias negativas en convocatorias académicas o laborales (Alonso-Arévalo, 2020; García-Puente, 2019).

Adicional a esto, un artículo publicado en una revista depredadora puede ser de difícil acceso por no estar incluido en los SIRes, y de llegarse a encontrar, los investigadores pueden reusarse a citarlo, por la escasa confianza que produce la revista. Estos documentos también podrían desaparecer, o se podría perder su acceso si la revista dejase de existir (Alonso-Arévalo, 2020). Por último, citar artículos de dudosa reputación puede perjudicar al investigador tanto, como si fuera el autor de los mismos (Severin & Low, 2019; Young, 2020).

Recomendaciones para identificar publicaciones depredadoras

En los últimos años, se han desarrollado innumerables esfuerzos para advertir a la comunidad académica sobre la existencia de estas editoriales depredadoras. Una de las iniciativas que quiero resaltar es Compass to Publish (ULiège Library, 2019), un test para identificar si la revista cumple con la mayoría de características de una publicación depredadora. De modo complementario, comparto algunas recomendaciones para que estén atentos al modus operandi de las revistas depredadoras (Bertoglia & Águila, 2018; Elsevier Connect, 2019; Gruniewicz et al, 2019; Duc et al, 2020):

  • No creer en invitaciones vía correo electrónico o LinkedIn para publicar sus investigaciones.
  • Muchas revistas depredadoras piden el envío de manuscritos por correo, en lugar de solicitarlo mediante sistemas profesionales como el Open Journal Systems.
  • Exigen pago por el artículo publicado, puede ser antes, durante o después de la publicación; inclusive hay revistas que, aun recibiendo el pago, nunca publican el artículo.
  • Se debe sospechar de revistas o libros que publiquen en un lapso de días o semanas, pues no implementan la revisión por pares, que demanda un tiempo mucho mayor.
  • Tener cautela con procesos de revisión por pares que sean extremadamente rápidos y no contengan comentarios evaluativos y constructivos.
  • En la página de la revista hay pocos o ningún artículo publicado en línea, y en el caso de existir, son artículos editados de forma inadecuada, con errores evidentes de redacción y diseño.
  • Normalmente los DOI asignados a esas publicaciones no funcionan.
  • Las páginas de esas revistas suelen tener errores editoriales (e.g., ortográficos, gramaticales, tipográficos) e imágenes pixeladas.
  • No existe una dirección física en donde se pueda localizar la revista, y de existir, puede ser falsa.
  • La revista no está respaldada por una institución u organización científica conocida.
  • La mayoría de revistas depredadoras no están enfocadas en una sola disciplina, sino que son multidisciplinares.
  • Los miembros del cuerpo editorial no tienen perfiles reales o son personas sin trayectoria en el campo del conocimiento. No tienen dirección de correo electrónico, y si la tienen, no es real o suele ser de dominios comerciales (e.g. yahoo, Gmail, etc.), no institucionales. Es inusual que tengan ID de ORCID.
  • Existe incoherencia entre el alto factor de impacto y el corto tiempo de existencia de la revista.
  • El factor de impacto suele ser de clasificadores desconocidos.
  • Son revistas desconocidas en el campo de conocimiento.
  • El nombre de la revista es similar al de una revista científica de gran prestigio.
  • Que la revista esté incluida en SIRes reconocidos, no es garantía de que no sea depredadora.

Consideraciones finales

Es fundamental que las instituciones formen a sus investigadores y cuerpos editoriales en esta modalidad de fraude en la publicación científica. Los investigadores conscientes de este fenómeno no deberían publicar en revistas depredadoras y tampoco citarlas. Adicional a esto, quienes hacemos parte de cuerpos editoriales de publicaciones científicas debemos comprometernos para que nuestras publicaciones cumplan con estándares editoriales éticos y de alta calidad, cuyo alcance trascienda el ingreso a los SIRes. También debemos estar vigilantes de los documentos que se citan en nuestras revistas, de tal manera, que impidamos la expansión de estas publicaciones fraudulentas (Memon, 2019; Oravec, 2019).

En síntesis, es nuestro deber garantizar que la ciencia que hacemos, publicamos y citamos tenga los estándares más altos de publicación científica (Severin & Low, 2019).

Referencias

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Lina María Perilla-Rodríguez

Lina María Perilla-Rodríguez

Psicóloga de la Fundación Universitaria Konrad Lorenz, con maestría y doctorado en Ciencias en el área de Psicobiología de la Universidade de São Paulo, Brasil. A partir del año 2013 comenzó a trabajar en el ámbito de la comunicación científica desde diferentes abordajes: es asociada activa de la Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia, donde se ha encargado de capacitar a más de 1000 investigadores de instituciones científicas y universidades a nivel nacional en la escritura de artículos científicos, además, de colaborar con la evaluación de proyectos de investigación de diferentes universidades colombianas. Desde el año 2013 ha sido cofundadora y directora de la Revista Digital Fulica de divulgación científica. Fue editora asociada de la revista Avances en Psicología Latinoamericana de la Universidad del Rosario, Colombia y desde 2016 ha sido editora asistente de la revista Avances en Enfermería de la Universidad Nacional de Colombia. De manera independiente, asesora en la estructuración y sometimiento de artículos científicos y de divulgación, además de capacitar en gestión editorial e indexación de revistas científicas.