Educación en pandemia: lo que la crisis reclama de la psicología latinoamericana

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Fuente: El Colombiano

OPAL · Por Beatriz Robayo Castro

La crisis educativa plantea un escenario inquietante en lo que refiere a la formación de nuevos profesionales en psicología y a los retos que tendrán que enfrentar en un mercado laboral cada vez más exigente y lleno de incertidumbres.

El principio de 2022 ha representado para muchos países, y en especial para los de América Latina y el Caribe (ALC), el regreso a la presencialidad en el sector educativo. Esta reapertura, que comprende todos los niveles del sistema educativo, ocurre tras la implementación de múltiples campañas de vacunación, de la aplicación y verificación de protocolos de bioseguridad para el control del riesgo de Covid-19 en los centros educativos, y de la reestructuración de las políticas locales y nacionales para hacer frente a la pandemia, medidas cuyo devenir se ha venido gestando con la experiencia ganada en la denominada “lucha” contra el virus.

El regreso a la presencialidad en el sector educativo pone sobre la mesa una de las mayores preocupaciones derivadas de la pandemia, relacionada con los efectos que han tenido las medidas gubernamentales de contención de la propagación del virus, en el desarrollo educativo de las nuevas generaciones. Como han señalado diversos medios alrededor del mundo, existe una creciente inquietud porque los niños, niñas y adolescentes no estén aprendiendo a un nivel semejante al de las generaciones precedentes, lo que en últimas puede representar un retraso crítico en su desarrollo cognitivo, social y profesional.

El impacto en América Latina

Aunque el problema toca fibras en diversos sectores de todos los territorios del mundo, lo cierto es que los mayores impactos se observan en los países de mediano y bajo ingreso. ALC, que comprende países con economías emergentes y en desarrollo, constituye una de las regiones en las que los confinamientos y los cierres de centros educativos se sostuvieron por períodos prolongados. Como lo muestran los análisis hechos por el Banco Mundial y por el Banco Interamericano de Desarrollo, en la mayor parte de los países latinoamericanos los confinamientos realizados entre 2020 y 2021 representan más de un 60% de las jornadas escolares sin clases presenciales, incluyendo países como Brasil, Bolivia y Panamá, en los que este porcentaje representa hasta más del 90% de los días escolares (ver figura 1).

Figura 1. Número de días sin clases presenciales por el cierre de centros educativos (primaria y secundaria) entre marzo de 2020 y febrero de 2021. Fuente: Viteri, Morduchowicz & Rieble (2021).

Las estimaciones del Banco Mundial también sugieren que ALC representa la segunda región con el mayor crecimiento absoluto en pobreza de aprendizaje, un indicador que refleja la proporción de niños y niñas que no son capaces de leer y entender un texto simple para el final de la primaria, y que para el caso de ALC podría pasar del 51% al 62,5%, representando un incremento de más de 7 millones de niños y niñas que entrarían en condición de pobreza de aprendizaje. Adicionalmente, la región está en riesgo de presentar el mayor aumento en la proporción de jóvenes de primer ciclo de secundaria ubicados por debajo del nivel mínimo de rendimiento en las pruebas internacionales PISA, proporción que podría pasar del 55% a un 71% de los jóvenes (ver panel izquierdo de la figura 2), afectando principalmente a la población de jóvenes en situación de pobreza (ver panel derecho de la figura 2).

Figura 2. Cambio simulado debido al Covid-19 en la proporción de estudiantes por debajo del nivel mínimo de rendimiento (panel izquierdo de la figura) y en el puntaje promedio en lectura en las pruebas PISA (panel derecho). Fuente: Banco Mundial (2021).

El costo de las pérdidas de aprendizaje en ALC ha sido representado en el informe del Banco Mundial como una pérdida de ingresos futuros a percibir de hasta 1.700 millones de dólares, lo que equivaldría a cerca de un 10% de los ingresos futuros totales. Esta merma en los ingresos sería explicada en función de los alcances que representan las pérdidas de aprendizaje presentes, que podrían afectar seriamente la adquisición de habilidades y competencias que son básicas para el desarrollo profesional y para la actualización y fortalecimiento de los mercados laborales de la región.

Dos reflexiones para la psicología latinoamericana

Este contexto resulta altamente retador en lo que refiere al ejercicio científico y profesional de la psicología en ALC. Por un lado, parece imperativo reflejar lo que las pérdidas de aprendizaje representan en la dimensión psicológica, actual y futura, de las nuevas generaciones. Por otro lado, la crisis educativa plantea un escenario inquietante en lo que refiere a la formación de nuevos profesionales en psicología y a los retos que tendrán que enfrentar en un mercado laboral cada vez más exigente y lleno de incertidumbres.

En cuanto al primer caso, es menester indagar cómo las pérdidas de aprendizaje señaladas en el informe del Banco Mundial se materializan en el desarrollo psicosocial de las nuevas generaciones en ALC. Explorarlo requerirá, probablemente, de una aproximación en la que las herramientas conceptuales y empíricas que aporta la psicología en sus múltiples áreas de estudio y aplicación, sean empleadas con sentido crítico, esto es, considerando dentro del análisis las singularidades del contexto social, cultural, económico y político de los países de nuestra región.

Un análisis “situado” de esta problemática supone que el ejercicio psicológico, tanto el de creación de nuevo conocimiento, como el que busca intervenir en la realidad social con miras a fomentar el desarrollo y el bienestar, transcurra en diálogo con las aproximaciones que otras disciplinas y profesiones manifiestan ante la crisis, así como con lo que las comunidades afectadas experimentan y reportan en el marco de la problemática. Como bien señalan Salas et al. (2021), los cuestionamientos y soluciones frente a la emergencia educativa deben tener en consideración que esta ocurre en países psicosocialmente vulnerables, socioeconómicamente desiguales y políticamente en crisis. En consecuencia, las medidas que se adopten para atender la crisis tendrán que ser juzgadas en su pertinencia no sólo por su suficiencia técnica y viabilidad política y económica, sino también por su capacidad para corresponder con las particularidades de nuestros territorios.

Cabe decir que corresponder con estas singularidades es quizás uno de los puntos de mayor relevancia en la agenda de desarrollo de la psicología latinoamericana.

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Todo lo anterior conduce al segundo caso, el de la expresión de la crisis educativa en la formación de nuevos profesionales en psicología. En este contexto, vale la pena motivar la reflexión en torno a las formas en las que los sistemas educativos y laborales de la región fomentan la pertinencia de los programas de formación de psicólogos y psicólogas (que, según estimaciones de OPAL, se acercan a los 2000 en LAC entre pregrado y posgrado), así como de los escenarios de actualización profesional o de educación continua. Enmarcados en los sistemas de educación superior, los programas de psicología suelen experimentar modificaciones que atienden a requerimientos en materia de calidad, y que incluyen la evaluación explícita de atributos asociados a la relación entre los programas y el sector externo. Sin embargo, ¿cómo determinar si estas transformaciones se materializan efectivamente en un mayor nivel de pertinencia con respecto del contexto?

Este cuestionamiento es relevante por cuanto se trata de establecer si los profesionales que están egresando, los graduados, están realmente en capacidad de responder al requerimiento de pertinencia que se ha venido planteando en los párrafos previos. ¿Pueden las nuevas generaciones de profesionales en psicología atender al llamado de la sociedad latinoamericana que nos está dejando la pandemia? ¿Están hechos estos profesionales para entrar en diálogo con una sociedad que demanda soluciones particulares frente a la exacerbación de sus problemáticas más álgidas? En un plano político, ¿podrán participar en procesos de toma de decisión sobre problemas que, por su naturaleza, están destinados a definirse como problemas públicos?

Quizás la crisis impulse una dinámica de actualización de la formación en psicología en la que el criterio de pertinencia no se traduzca como una condición de contexto, sino como una función central, un rasgo vertebral de la formación y del ejercicio profesional. Tal vez un cambio de este orden sea la ocasión para profundizar en enfoques o ramas de la psicología (p.ej., la psicología internacional) que acaso recojan algo de la naturaleza de los problemas psicológicos cuando son vistos con perspectiva latinoamericana.   

Referencias

Banco Mundial. (2021). Actuemos ya para Proteger el Capital Humano de Nuestros Niños : Los Costos y la Respuesta ante el Impacto de la Pandemia de COVID-19 en el Sector Educativo de América Latina y el Caribe. Banco Mundial: Washington, D.C.  https://openknowledge.worldbank.org/handle/10986/35276

Salas, G., Santander, P. , Precht, A., Scholten, H., Moretti, R., & López-López, W. (2020). COVID-19: impacto psicosocial en la escuela en Chile. Desigualdades y desafíos para Latinoamérica. Avances En Psicología Latinoamericana, 38(2). https://doi.org/10.12804/revistas.urosario.edu.co/apl/a.9404

Viteri, A., Morduchowicz, A. & Rieble, S. (2021). Después del Covid-19, ¿Qué? La educación de América Latina y el Caribe hacia el futuro. Enfoque Educación: Banco Interamericano de Desarrollo.  https://blogs.iadb.org/educacion/es/despues-del-covid-19-que-la-educacion-de-america-latina-y-el-caribe-hacia-el-futuro/

Sobre la Autora

Beatriz Robayo Castro

Es psicóloga de la Universidad Nacional de Colombia, Magíster en Gobierno y Políticas Públicas de la Universidad Externado de Colombia y Magíster en Ciencias del Comportamiento de la Universidad de Guadalajara en México. Es Coordinadora del Observatorio de la Psicología en América Latina OPAL. Actualmente es Docente de Procesos Psicológicos en el Programa de Psicología de la Fundación Universitaria Konrad Lorenz, en Bogotá, Colombia.