María de los Ángeles Gutiérrez
Universidad Nacional de Colombia

La violencia sexual es un problema con cifras muy elevadas en Latinoamérica que ha sido abordado desde diferentes campos y aproximaciones, algunas de estas pueden ser más efectivas que otras, pero el aporte de la psicología clínica es innegable, ya que su enfoque principal se concentra en el bienestar de las víctimas.
De acuerdo con una revisión sistemática de la literatura realizada por Eldessandra Santos Costa y Kamila Levino da Silva (2020), en 2015 se registraron 45,460 casos de violación en Brasil, lo que equivale a cinco violaciones por hora. En la misma dirección, el Foro Brasileño de Seguridad Pública reporta que las cifras de agresiones fatales contra las mujeres vienen incrementando hasta alcanzar la tasa más alta de feminicidios de la historia de ese país en 2019; adicionalmente, se informa que el 70% de violaciones fueron perpetradas por personas cercanas a las víctimas, como familiares o parejas sentimentales.
La violencia sexual es un problema de salud pública a nivel global con grandes implicaciones, que van desde secuelas físicas y psicológicas en las víctimas directas, hasta sufrimiento en las familias y limitación del desarrollo económico de las comunidades. Sin embargo, es un tema poco investigado y documentado, lo que dificulta la obtención de cifras acertadas y, en consecuencia, la implementación de políticas eficaces para el tratamiento del problema, especialmente en el caso de América Latina.
¿Cuáles Son las Políticas Públicas Utilizadas Para Combatir la Violencia Sexual?
Santos Costa y Levino da Silva (2020) señalan algunas políticas que han sido implementadas desde el inicio del siglo como un Sistema Único de Salud (SUS), la creación de la Secretaría de Políticas de la Mujer (2003), la Política Nacional de Combate a la Violencia contra la Mujer (2007), el Sistema de Vigilancia de Violencia y Accidentes (VIVA), entre otras. También existen algunos proyectos de ley, entre los que vale la pena resaltar la Ley Maria da Penha de 2006, considerada un hito de la lucha contra la violencia de género en Brasil.
El papel de la psicología clínica es fundamental para una política integral contra la violencia sexual, pero no se trata de un mecanismo de prevención sino de una aproximación enfocada en el tratamiento de las víctimas para lograr la resignificación del trauma. La red de enfrentamiento a la violencia sexual se enfoca en ese propósito, a partir de un proceso de evaluación psicológica y psicoterapia, especialmente desde una perspectiva cognitivo-conductual, que ha demostrado ser la más efectiva en el tratamiento de pacientes víctimas de este tipo de violencia.
A pesar de los esfuerzos que se han llevado a cabo, episodios de violencia sexual siguen ocurriendo todos los días en el país; por lo tanto, es necesario investigar a fondo las raíces del problema y conocer las cifras reales, para crear políticas efectivas que promuevan acciones de diverso tipo dirigidas al decremento de casos. Los abordajes preventivos (educativos y de otros órdenes) son fundamentales para la disminución de casos de agresión sexual. Adicionalmente, es necesario continuar enfocando la atención en las víctimas y su bienestar; por ello el tratamiento psicológico de calidad debe ser considerado una prioridad a la hora de crear políticas para reducir el impacto de la violencia sexual. Esto demanda un compromiso de las instituciones educativas para incluir en sus currículos de pregrado (licenciatura) y posgrado, programas de formación en competencias profesionales adecuadas, estrategias evaluativas y terapéuticas basadas en la literatura y la evidencia, y esfuerzos institucionales para la asignación de recursos gubernamentales y privados que reconozcan la severidad de esta problemática.
Referencias
Costa, E. S. & Silva, K. L. D. (2020). As políticas públicas frente à violência sexual contra a mulher. Nucleus, 17(1). https://doi.org/10.3738/1982.2278.3717